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La Casa Grande do Vilar la encontramos en la parroquia de Ourol, y, como ocurre en la mayoría de los caseríos y pazos gallegos nacidos alrededor del siglo XVII e XVIII, está encuadrada en un sector de riqueza natural con abundantes carballeiras, pastizales y tierras de labranza. Los señores do Vilar desde el año 1.700 tienen domicilio en Lugo capital, hecho que explica que la casa no sufriese apenas reformas, llegando hasta nuestros días tal y como era en sus orígenes. El edificio se levanta sobre planta cuadriculada, de un solo andar y con cubierta a cuatro aguas. La fachada principal está compuesta de sillares de granito bien colocados y con un remate de un alero de tres molduras. Podemos ver en ella una amplia portada adintelada con seis ventanas. De la puerta principal llegamos a un amplio patio que separa en dos cuerpos el caserío. En los cuatro paños que forman el patio encontramos, entre otras cosas, una interesante puerta de arco de medio punto que en tiempos pudo ser la entrada al habitáculo superior. Acompañan a este conjunto varias puertas de servicio, antiguas caballerizas, cuadras, horno y otros útiles.

A la cara norte de la casa se llega pasando bajo un gran portalón, el cual da paso al contorno donde está el hórreo, el aira y lo que en su día fue el jardín. En el andar tiene varias ventanas y un pequeño balcón a paño con la pared. En el centro está la puerta de entrada al interior, a la que se llega por una amplia escalinata con un pasamanos moldeado de cantería. Sobre la cubierta sobresale una interesante chimenea cuadricular con remates típicos del barroco gallego.
Ya fuera del conjunto de la casa encontramos la capilla familiar, que es de más reciente construcción que la casa. Tiene planta cuadrada y tejado a dos aguas. Su arquitectura está formada por una fachada de cantería, con puerta adintelada, y, sobre ella, un pequeño saliente donde están gravadas las letras Pardo y el año de 1.766. La puerta principal mira hacia la fachada de la casa, a ella se accede a través de una pequeña escalinata, también de cantería, con varios peldaños de forma semicircular.

La casa luce en su fachada una piedra armeira, acuartelada y labrada con dos torres y dos leones rampantes, alegoría muy asidua en cierta época al Reino de Castilla. En un lateral del patio existe un hueco en el que supuestamente hubo en tiempos un escudo de la familia que actualmente no existe. En una pared de la capilla aparece un pequeño escudete de los Ulloa, y ya puertas adentro existe un arcón tallado y decorado con el águila de los Pardo.